jueves, 21 de julio de 2016

El Río y Yo (o una triste historia de abandono y despreocupación ambiental)

Un lunes cualquiera, inicio de semana laboral en la ciudad blanca. La mañana se asoma fría mientras los vehículos empiezan a irrumpir con su ruidoso ritual por las calles aun somnolientas. Y el desenfrenado ritmo de la Ibarra pujante empieza con la semana laboral. Mientras desde las alturas nos observa impávido el colosal Imbabura, hay cosas que para nuestra idiosincrasia se ven como inalterables, dada la fuerza de las costumbres de nuestra naturaleza humana. El “así ha sido desde siempre” se convierte en la excusa mas sencilla en la que intentamos buscar una explicación a lo absurdo de las prácticas perennes. Una de ellas, la mas escandalosa y de las menos publicitadas es la relacionada a la contaminación del río Tahuando. Ese cuerpo hídrico que atraviesa nuestra ciudad carga en su cauce tanta historia asociada a la vida de muchas generaciones de personas que hicieron patria en sus orillas. Pero huelga decir que la manera en la que hemos tratado a este viejo amigo ha sido por decirlo menos vergonzosa. Desde hace mucho tiempo nos hemos olvidado de el, reduciéndolo a sus fétidos olores mientras movemos la cabeza cuando intentamos explicar con un insípido y lánguido “así lo han contaminado” el rato en el que tomamos conciencia de que el 95% de las aguas residuales provenientes de la actividad antrópica de la ciudad se descarga en sus aguas.
1
Ya nos hemos acostumbrado a los olores. No llama la atención a nadie ver de reojo cuando pasamos raudos por los puentes un torrente turbio adornado de montones de basura vieja acumulada estratégicamente en cada orilla, pues hasta para eso somos indolentes accediendo a los lugares más fáciles para lanzar a lo lejos nuestros desechos, y mientras mas lejos mejor, no sea cosa que ellos nos recuerden lo vano e inútil de nuestras costumbres consumistas…. Porque aunque ya resulte trillado el chiste, pero pocas cosas describen mejor nuestra actitud hacia el medio ambiente como el letrero en el bus que demuestres tu cultura sin ensuciar el piso del vehículo, botando la basura por la ventana.
A veces parece que los ríos que pasan por las ciudades son una especie de punching ball, de esas que los boxeadores destinan para su entrenamiento y que no tienen mas función que aguantar con todo lo que le peguemos. Y ellos, calladitos, cumplen con su tarea, acarreando lejos todas esas descargas, de todo tipo. No importa si en el chifa los clientes no terminaron de comer ese chaulafán tamaño gigante, pues el desagüe aguanta todo. Aceite usado por la cañería? Pues claro!! A donde mas vamos a poner ese líquido amarillento y maloliente que tiene la mala costumbre de acumularse en toda cocina?? Es nuestro día a día, nuestro oscuro secreto debajo de la alfombra. La manera mas simple y por supuesto económica que tenemos de alejar de nosotros todo los resultados de lo que hacemos y dejamos de hacer. Mientras nadie vea, y nadie multe, todo estará bien. Medioambiente? Ecología? Son conceptos que manejan los sabios que buscan una solución a un concepto llamado contaminación, tan ajeno a nosotros y del que por supuesto, somos inocentes, pues los que contaminan son unos señores bien avarientos que son los dueños de las industrias, que ellos si son los malvados que deberían dar respuestas que ayuden a curar al pobre río en el que ya no podemos bañarnos y que ahora es un caldo de cultivo de mosquitos que enferman a los niños con sus pestilentes efluvios.
Cuando empezamos a trazar las líneas generales del proyecto de investigación basado en el desarrollo de nuevas tecnologías en el campo del tratamiento biológico de aguas residuales nunca pensé que una de esas tareas previas de carácter exploratorio que definimos me iba a llevar tan lejos cambiando radicalmente la manera en la que veo al Tahuando, pues lo que al principio se planteó como una actividad preliminar de monitoreo sobre niveles de contaminación adquirió una mayor dimensión el rato en el que la asociación con los funcionarios de la Empresa Municipal de Agua Potable de Ibarra y de la Dirección Medioambiental del Municipio tomó cuerpo pues nuestro común interés en el río y en los factores que lo afectaban fue ampliando poco a poco el horizonte de esta labor investigativa que se transformó en algo mas grande. Era como si el propio Río nos lo estuviera pidiendo en cada una de esas salidas de campo, agobiado el susurrando sus penas a través de las piedras y de la espuma. Han sido cinco meses de arduo trabajo, realizando monitoreos a través de 23 Km del cauce del río, desde la confluencia con la quebrada Guairapungu, sector Zuleta hasta la unión con el Río Ambi, pasando por todo tramo en donde exista actividad antrópica y la orografía nos permita acceder. Tiempo en el que tuvimos que caminar mucho, sortear todo tipo de obstáculos y siendo testigos de múltiples situaciones que alteran de manera definitiva la calidad del agua que se transporta por ese cauce. Y así a medida que el trabajo avanzaba también iba cambiando mi manera de percibir la relación entre el ser humano y su entorno, reflejado en el trato inmisericorde que le damos al río, que en lugar de convertirse en un aliado para nuestras actividades se transformaba en una quebrada infecta ante nuestros ojos mientras mas nos íbamos acercando a los centros urbanos. Dimos fe de los esfuerzos de auto depuración del río en los tramos en los que no existía influencia de la población demostrados en los valores de oxígeno disuelto, demanda bioquímica de oxígeno, etc... y justo cuando parecía que se hallaba en proceso de recuperación distinguíamos una descarga de aguas residuales que mandaba al traste todos los datos obtenidos. Cuando llegamos a la ciudad la situación se volvió insostenible. No es difícil darse cuenta de aquellas tuberías gruesas, que con sus bocas nauseabundas descargan todo tipo de carga orgánica e inorgánica en el receptor, y de entre todas, en el sector de priorato, bien escondida una en especial que tiene un caudal mayor que la del mismo río que va discurriendo desde una cascada de casi 40 metros, en un esfuerzo vano de oxigenación que llega a su fin alterando completamente el equilibrio biótico de lo que alguna vez fue un cristalino cuerpo de agua orgullo y símbolo de la cultura de la ciudad. La Constitución de la República señala en su artículo 14 que el Estado reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado que garantice la sostenibilidad y el buen vivir. Y luego, en los tan famosos derechos de la naturaleza se hace mención en el artículo 71 que la naturaleza o pacha mama tiene derecho a que se respete íntegramente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Me pregunto cuantas de estas palabras quedan en letra muerta, estupefactas ante una realidad a la que no le importa cuanto ni como manejamos nuestras descargas. Hasta cuando seguirá mandando la lógica normal dicotómica de la actividad humana versus su entorno, en un baile depredativo que genera solo cenizas de lo que un día fue un ecosistema del que también formamos parte?3
Mientras estábamos discutiendo sobre el alcance de este trabajo, alguien me preguntó sobre las razones del mismo, puesto que ya sabemos que esta contaminado y lo que realmente importa son las acciones que como sociedad debemos tomar. Tal vez tenga razón, pero como dice el viejo adagio, lo que no se mide no se puede mejorar, y el visibilizar el grado de contaminación del río Tahuando debe ser considerado como una labor prioritaria a nivel de nuestra institución, aunando esfuerzos en estos tiempos en los cuales las instituciones del sector público han empezado a desarrollar actividades concretas, como la instalación de la planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad, proyectos que requieren la suma de esfuerzos de todos los actores sociales para hacerlos llegar a buen puerto. Aunque mas allá de todo, mi lección aprendida en este tiempo va orientada a la necesaria toma de conciencia de todos. Y no en un sentido lírico solamente, sino en que nada va a poder conseguirse si es que nuestra actitud para con nuestro entorno natural no cambia a un ámbito de respeto y de conservación. Somos medio ambiente, y como tal debemos integrarnos al mismo en el plano que amerita nuestra racionalidad de seres evolucionados. El río no puede esperar mas. No se lo merece.
“La manera en la que se mide lo avanzado de una sociedad debería reflejarse en la manera en la que esta maneja a sus ríos”

1 comentario:

  1. En nuestro país y en la mayoría de los países de america del sur y del mundo, uno de los principales problemas de contaminación de los cuerpos de agua; es el vertido de aguas residuales sin ningún tratamiento, el trabajo que tu estas haciendo permite conocer y determinar las condiciones ambientales de un río que recibe todas las descargas de la ciudad de Ibarra. adelante compañero

    ResponderEliminar